Los Órganos de Montoro, sinfonía inacabada
Los Órganos de Montoro
Al final de su curso alto, el Guadalope recibe las aguas limpias y caudalosas de los ríos Pitarque y Palomita. El encuentro se produce en un escenario geológico singular, bajo los acordes de una sinfonía silenciosa.
La obertura se inició hace 75 millones de años. En una extensa llanura de marea, en el margen del antiguo mar de Tethys, se sedimentaban capas horizontales de lodo calcáreo. Enterradas y apiladas unas sobre otras, se endurecieron hasta convertirse en una serie de delgados estratos de caliza.
Entre 40 y 50 millones de años después llegaron los pasajes más épicos. El empuje de la placa tectónica africana sobre la europea produjo el plegamiento y levantamiento de aquellos estratos, formando aquí un pliegue sinclinal cuyo eje discurre por el fondo del valle.
Los compases finales de la obra se han desgranado en los últimos dos o tres millones de años. El río Guadalope ha ido encajándose y vaciando los materiales blandos que constituyen el núcleo del pliegue, dejando en resalte una soberbia muralla caliza formada por las capas verticales de su flanco oriental. Éstas han sido delicadamente cinceladas por la erosión de la lluvia y la escorrentía hasta perfilar los estilizados tubos del órgano.